lunes, 20 de febrero de 2023

POESÍA: LENTEJAS


Las guisabas con mimo,

creo que hasta

las amabas,

porque tenían

que ponerme

fuerza en la sangre.

Su hierro lo querías

para así apuntalarme

y que entonces pudiera

erguir algo de vida.


Hasta laurel llevabas,

todo aroma,

a la gran reunión,

a la asamblea,

pero primero hacías

que yo me encargase

de separar las chinitas

en el camino. 


El fuego, buen amigo

de tus manos,

obediente y pequeño,

le embestía

a tu otra amiga,

su enemiga, el agua.


Era tu guerra chica 

interminable

en el frente que urdías

con el rito diario,

de enfrentar

dos elementos

a combatir furiosos

por nuestra familia.

Era aquella

tu España diminuta.


Las lentejas cocían

tu esperanza,

nuestro futuro,

nuestra historia.

Erguían estatura al aire, 

daban voracidad de dientes, 

daban placer de paladar.

Y alegría de estar vivos.


Lentejas con laurel

y lo que hubiera.

Yo crecía.

El humo y el aroma

venían de tus manos,

madres de los huesos

articulados míos.

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