jueves, 6 de octubre de 2022

OPINIÓN: UNA CUESTIÓN DE IMPUESTOS



Para contextualizar el berrinche de las grandes fortunas con los impuestos siempre hay que recordar que en 2007 Borja Thyssen cobró un millón y medio de euros por exclusivas en Hola que no tributó en España, fue denunciado por Hacienda y alegó que, ese año, él vivía en un piso de 50 metros cuadrados en Andorra.

La frase es extraordinaria no por lo que tiene de disparate en boca del heredero Thyssen, propietario de viviendas en Madrid, Gstaad, Dubái, Ibiza o Sotogrande, sino por lo que tiene de verosímil. No es difícil creer que, para ahorrarse un dinero, uno de los jóvenes más ricos del mundo se encerrase un año en un piso en Andorra a pasar el trago, un sacrificio que merecería la pena: los barcos y las mansiones paradas y el servicio en vilo porque el señorito se autosecuestra para no dejar propina. Hubo, de hecho, quien se creyó la excusa: la justicia consideró que no había pruebas de que Borja Thyssen viviese en España en aquella época y absolvió al millonario. Al fin y al cabo, ¿qué significa un año de tu vida? Borja Thyssen tenía 27 entonces. ¿Quién no sacrificaría sus 27 viviendo en 50 metros cuadrados en Andorra para no pagar impuestos pudiendo vivir en una mansión en Ibiza? ¿Quién se acuerda de los 27 que perdió entre millones cuando tenga 87 y muchos más millones?

Hay algo ahí ya conocido, que es la tacañería, el roñoso español, aquel que para ahorrarse un millón es capaz de no disfrutar diez, pero también hay una inteligencia dudosa producto de ideas preconcebidas que tienen que ver con la posesión del dinero más que con su disfrute: tan rico no serás si no puedes vivir en el país que te da la gana, ni pagar impuestos sin ponerte a llorar cuando los está pagando gente cuya primera preocupación en la vida no es cuánto tienen que aportar a la sociedad, sino llegar a fin de mes.

El cinismo de esta gente, en el fondo, es insoportable y da pena cuando termina de dar risa. El debate gira sobre un ”impuesto de solidaridad” entre el 1,7% y el 3,5% solo por dos años, 2023 y 2024, que se aplica a gente que tiene más de tres millones de euros y que son, por tanto, 23.000 contribuyentes, el 0,1% de los 21 millones de españoles que pagan impuestos. Que ahora estemos viendo en los medios a los ricos madrileños quejándose es por una razón: en esa comunidad no se paga el Impuesto de Patrimonio que sí se está pagando en otras. Mimar a los ricos, prometerles que sus hijos accederán a becas o sugerir, como la extrema derecha, que el servicio doméstico lo pague el Estado, tiene estas consecuencias tragicómicas: acaban siendo, cuando corre el rumor, los primeros que ponen el grito en el cielo si se cobra obligatoriamente un euro por un año de WhatsApp. Y capaces son, por ahorrárselo, de volver al teléfono fijo.

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