jueves, 27 de enero de 2022

REFLEXIÓN: EL SEÑOR OBISPO


El obispo de la diócesis de Tenerife cada vez que hace una declaración pública, abochorna a la población. La última ha sido hace unos días en la televisión canaria, en las que equiparó a la homosexualidad con el alcoholismo y la delincuencia y la definió como pecado mortal. La sociedad isleña se lo ha tomado como la gota que ha colmado el vaso de su aguante con el referido monseñor que una vez, hablando del tema de la pederastia, llegó a decir que algunas y algunos adolescentes provocan que esas situaciones se produzcan con sus vestimentas y actuaciones. El escándalo ha sido de tal envergadura, que una campaña de firmas pidiendo a la Iglesia su cese en el cargo que ostenta, ya ha recibido más de 50.000 apoyos, e incluso varias instituciones, incluyendo el parlamento canario, han barajado la posibilidad de aprobar una declaración de reprobación por xenofobia reiterada. El susodicho anda desaparecido, por lo visto ha hecho un viaje a Roma, y ante el escándalo, parece haber optado por cerrar la boca y el obispado ha emitido un escueto comunicado donde lamenta sus declaraciones y pide perdón a quiénes haya podido ofender con ellas.

Y sobre ese pedir perdón que se ha instalado entre nuestros personajes públicos me gustaría reflexionar. ¿El pedirlo implica arrepentimiento por lo que se ha dicho o hecho? Tenemos bastantes antecedentes que nos hacen pensar que no. Más en este caso, que intenta cerrarse con la emisión de una nota de prensa, que muy probablemente ni siquiera ha sido escrita por el protagonista. En realidad no se trata de pedir disculpas, sino de imponerlas para otorgar impunidad y que además incluye una ventaja: invisibilizar a los afectados. ¿Los ciudadanos reclaman reparación, necesitan explicaciones claras? Pues deben conformarse con lo que hay. Porque, con la buena prensa que tiene el perdón, ¿qué clase de persona sería quien dijera “no perdono”? ¿Cuánto tiempo pasaría antes de que se la señalara como impiadosa y se le exigieran disculpas, ya que dios es capaz de perdonarlo todo? Pero para ser perdonado, antes ha de haberse demostrado el arrepentimiento y en este país hay muy poca gente que se arrepiente de lo que hace. Casos conocidos hay a montones para elegir en todos los ámbitos, no creo que haga falta mencionarlos. Nadie cambia su forma de pensar de un día para otro, el señor obispo lo que está haciendo es demostrar además su cobardía, haciendo mutis por el foro con la intención de esperar a que pase la tormenta y dentro de un tiempo volver como si nada hubiese pasado, una vez que la actualidad haya reclamado otras atenciones que hagan olvidar la suya. Pero lo tiene complicado si ese es el plan, esta vez no va a haber ni olvido ni perdón. Por lo pronto, colectivos LGTBI están exigiendo a las instituciones canarias que no inviten al obispo de Tenerife a actos oficiales por homófobo. El hombre lo va a tener crudo y ya era hora. 

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