¿Cómo se ama
con el mismo cuerpo
que hemos usado
como una herramienta
para el trabajo?
¿Cómo prender antorchas
si no hay refugio
para esta lluvia de ruido
y nunca escampa?
Ocho horas de ruido
hacen costra,
ocho horas de alienación
languidecen,
varadas en las playas
del Trópico,
infectando los dedos
y los viajes míticos
de la saliva.
Pero hemos de abrir
los caminos del cuerpo
y saber limpiarnos
las hojas de Excel
y su delirio
ordenado en celdas,
entrar en la ducha
de una melena,
catarata detenida
para reventar la fábrica
que nos crece como la peste,
aletea en nuestras
manos hambrientas,
sombrías de lunes a viernes,
de 9 a 5
o deformadas por turnos
y horarios infames:
Hemos de intentar demoler
nuestros escombros,
de hecho el amor
fue creado para eso.
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