viernes, 19 de noviembre de 2021

POESÍA: DE MI AUTOBIOGRAFÍA


Vivo con un dolor constante

que ya hace mucho tiempo

arraigó en mi espalda.

Sé que estará conmigo

mientras viva,

he tenido que aprender

a convivir con él.

Y han sido años de lucha

contra un sistema médico

desesperadamente lento,

ineficaz para encontrar

un diagnóstico adecuado

y la mejor manera

de aliviar lo que sientes.

Supongo que por algo

dentro del sistema sanitario

te denominan paciente,

desde luego aprendes

en carne propia

que la paciencia

es una virtud imprescindible

hasta que das con alguien

que encuentra la tecla adecuada

para darte la oportunidad

de dominar lo que sientes

y llevar una vida mínimamente

digna y aceptable.

Ahora todo se resume

en una combinación

de medicamentos,

infiltraciones,

y ejercicios de estiramiento

que cada mañana forman ya

parte imprescindible 

de la rutina diaria.

Hoy me atrevo

a escribir sobre ello, 

pero no como una queja,

sino para dejar constancia

de que la vida con dolor

que no llega a ser paralizante,

existe y está entre nosotros.

A veces pienso en ello

mientras me sumerjo

en el torpe entrenamiento,

y añado un manchón más

a mi autobiografía.

En el trance recuerdo a Saramago;

su voz es agua fresca

y un eco de Platón:

vivimos observando

las sombras que se mueven

en esa extraña caverna

que llaman realidad.

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