El hogar se ha transformado
en un vacío cósmico
ahora que se acabó
el azúcar y el café,
menos mal que le queda
todavía el recurso
del banco de alimentos.
Le van a echar
del piso porque debe
tres meses de hipoteca,
el lunes tendría
que empezar de nuevo
el eterno deambular
en busca de trabajo,
otro lunes miserable
bajo el sol que no calienta
las cifras del paro.
Hace tiempo
que no tiene un mañana
y desde luego
no disfruta el despertar,
ha de darle las gracias
a las pastillas
que tiene en la mesilla
y que le ayudan a sobrellevar
las cargas de cada día.
Hoy es de nuevo
el subsuelo del infierno
así que no tiene
mucho más que pensar
salvo sentir
que se le revuelven las tripas
cuando escucha
lo bien que van las cosas
en el país donde sufre
una contradicción tras otra.
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