domingo, 23 de noviembre de 2014

EL HAMBRE DE UN NIÑO






Hay pesadumbres
que no tienen perdón,
como la que lleva a un niño
a sentir la vergüenza
del hambre descarnada...
El aula, los compañeros
apenas diez años
que larga puede
hacerse una jornada
con el estómago semivacío
que duro llega a ser
encontrar las fuerzas
para mostrar una sonrisa
o aprenderse de memoria
la tabla de multiplicar.
Por lo visto algunos
prohombres que hablan
de la gran economía
desconocen cuanto puede
sufrir una criatura
por no haber saciado
el hambre de la mañana
que sólo debe referirse
a nuevos conocimientos.
Algo así perdurará
durante toda la existencia
y seguirá doliéndose
por ese pasado
al que dogmas insolidarios
un día le condenaron.
Es un hambre trémula,
miedosa, acurrucada,
un pájaro sin alas
un mundo derrumbado
porque la pobreza
no tiene jamás perdón,
pero mucho menos
cuando una vida
apenas llega a la frontera
de los diez años.








No hay comentarios: