vienen calle abajo en tropel
para hacer oír su voz
en una emotiva riada humana.
Las pancartas se alzan sobre las voces
y dejan en el aire una reseña
de una respiración nueva emergiendo
entre la confusión y la esperanza.
El concepto democrático se renueva,
ya no basta con quejarse
hay que pensar de otra manera.
Mientras, nuestros cuerpos se agitan
y se asoma mi boca a tu mirada
donde bates un cartel con mi nombre.
Afuera la multitud decide sentarse
y yo aquí acampo en tus palabras,
te desnudo con mis besos
y recorro un sendero entrecortado
de guiños, suspiros y caricias
entibiando de humedades el placer.
De repente la multitud grita,
y gritamos nosotros en la calidez
inagotable de nuestros sexos,
se estremecen las pancartas,
vibra tu nombre en el susurro del mío.
Suenan cánticos y consignas,
entro en ti y el mundo estalla,
cruzo límites entre tus labios húmedos,
se encrespan nuestros cuerpos
y tiembla la plaza con ecos de cambio:
Revolución y placer,
el legado de un tiempo nuevo.
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