y reconocí un temblor tan anhelado
que vibré con tu cuerpo acariciado
dejando la soledad de dicha henchida.
Así en tus ojos de flor humedecida
levantaste un horizonte armonizado
donde el mar y el cielo han recreado
un agreste jardín bajo la brisa herida.
Te he sentido temblar en el conmovido
ardor sencillo de un corazón doliente,
y muero por besar tu boca de diosa
y festejaré para siempre el recibido
de un mensaje escrito dulcemente
ungido por tu mano, cálida y hermosa.
2 comentarios:
El soneto...
Preciosa intimidad...
Publicar un comentario