A veces sabes que estar sola
no es cuestión de soledad,
pero cuesta asumirlo
cuando el solo de la habitación
adormece los sentidos
y divaga en los delirios de los tristes
mientras el sueño avanza
dando una tregua al miedo...
Se estremecen las paredes
al quitar el sol razones,
te pone en las fronteras del olvido
y se hace silencio
el son de violín de la cocina
porque se guisan soledades
en el fuego del desconsuelo.
Y al escuchar el eco amenazante
de unos pasos en la escalera,
sientes en la espalda
subir la chispa que enciende
los fuegos de artificio
del amor que con tanto esfuerzo
tu misma ayudaste a crear
en cada uno de los días de tu vida
desde que le conociste.
Y, cosas del destino,
resulta que está ahí siempre:
Esperando pacientemente
a que te atrevas a cambiarlo
y arranques de la raíz de tu vida
la soledad que te acompaña
y el miedo que roe las entrañas
cuando él se hace presente
con su sadismo por bandera.
No a la violencia de género: Que todos los días sean 8 de marzo
1 comentario:
Bonito, sensual...
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