donde el jugo de naranja
brota de tus pechos,
mi lengua se deshace
pensando en el gusto
de desayunar frente a ti,
sabiéndome obsequiado
con tu sonrisa de mujer:
hembra, jugo y amor,
todo en la misma mirada.
Mis madrugadas
quisieran decir buenos días
alimentándose de tu lengua,
con tu sexo, en tus pechos...
Mis madrugadas
quisieran comenzar el día
descansando en un dulzor
de naranjas que hablan
a pequeños mordiscos,
que despiden aromas
a azahar en tus labios
y que saboreo con fruición
en tus ingles depiladas...
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