Los olvidados, los solitarios sobre la tierra,
a hurtadillas buscamos un poco de calor.
Desde el cálido rincón de la esperanza
observamos las brumas del pasado
y comprendemos las arrugas del alma.
Lo que hubo quedó rubricado
entre sonidos de tormenta e intemperies:
Ha quedado atrás, ¿qué esperas del futuro?
¿Seguro que tienes fuerza para ese viaje,
conservas energías suficientes
para hacerle frente a un nuevo fracaso?
¿Acaso esperas un regreso a la confianza?
Tienes las paredes cálidas de tu casa,
las lecturas que te acompañan en silencio,
los días reptando sigilosos por tu piel...
Ellos están habituados a ser tu compañía,
quizás por eso no esperas, no murmuras,
y ya ni siquiera añoras lo que se fue.
a hurtadillas buscamos un poco de calor.
Desde el cálido rincón de la esperanza
observamos las brumas del pasado
y comprendemos las arrugas del alma.
Lo que hubo quedó rubricado
entre sonidos de tormenta e intemperies:
Ha quedado atrás, ¿qué esperas del futuro?
¿Seguro que tienes fuerza para ese viaje,
conservas energías suficientes
para hacerle frente a un nuevo fracaso?
¿Acaso esperas un regreso a la confianza?
Tienes las paredes cálidas de tu casa,
las lecturas que te acompañan en silencio,
los días reptando sigilosos por tu piel...
Ellos están habituados a ser tu compañía,
quizás por eso no esperas, no murmuras,
y ya ni siquiera añoras lo que se fue.
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