Ven, matémonos,
acordemos que sea esta
la hora de los adoradores de la muerte.
acordemos que sea esta
la hora de los adoradores de la muerte.
Negociemos
que somos enemigos
que somos enemigos
y que estás de más en mi mundo,
así como que yo sobro
en tu manera de entender
las diferencias.
Pactemos que no justificamos
nuestra existencia
y que todo contribuye
a que sean las armas las que hablen.
Renunciemos a la paz,
es mejor aniquilarte
hasta acabar con tu recuerdo,
o en su defecto, destruirme
hasta dejar de ser
una suma de recelos.
Cualquier método es bueno
para arrojarnos vientos de odio:
Podríamos usar como pretexto
nuestros respectivos dioses,
un sinfín de mentiras,
un montón de manipulaciones,
un cúmulo de pretextos
compilados a lo largo de la historia.
Da igual mientras tengamos
jóvenes corderos
dispuestos para el sacrificio,
en un círculo sin fin y sin esperanzas.
Hagamos de la tierra
un único e inagotable cementerio:
así como que yo sobro
en tu manera de entender
las diferencias.
Pactemos que no justificamos
nuestra existencia
y que todo contribuye
a que sean las armas las que hablen.
Renunciemos a la paz,
es mejor aniquilarte
hasta acabar con tu recuerdo,
o en su defecto, destruirme
hasta dejar de ser
una suma de recelos.
Cualquier método es bueno
para arrojarnos vientos de odio:
Podríamos usar como pretexto
nuestros respectivos dioses,
un sinfín de mentiras,
un montón de manipulaciones,
un cúmulo de pretextos
compilados a lo largo de la historia.
Da igual mientras tengamos
jóvenes corderos
dispuestos para el sacrificio,
en un círculo sin fin y sin esperanzas.
Hagamos de la tierra
un único e inagotable cementerio:
Esa será nuestra victoria.
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