El coche sigue ascendiendo,
los pinos quedan atrás
y algo se siente en el aire
al asomar la fachada
de un paisaje tan amado.
El corazón late con fuerza
por la inminencia de una belleza
primitiva y única.
el Padre siempre vigilante,
el Símbolo surgido
de las profundidades del mar,
descansa orgulloso y erguido,
presidiendo un trozo de tierra
donde las piedras de oscurecen
y la naturaleza se transforma...
Quiero creer
que ese volcán es llama
de una paz que nos abraza
con un sentimiento de emoción y alegría,
creando para sus hijos
instantes de inmovilidad misteriosa.
La pureza se nos hace posible,
el aire nos limpia por dentro
mientras el horizonte nos ofrece
la fantasía de un artista atormentado,
que se eleva hacia los cielos
desde un paisaje que es mezcla
de surrealismo y dolor.
los pinos quedan atrás
y algo se siente en el aire
al asomar la fachada
de un paisaje tan amado.
El corazón late con fuerza
por la inminencia de una belleza
primitiva y única.
el Padre siempre vigilante,
el Símbolo surgido
de las profundidades del mar,
descansa orgulloso y erguido,
presidiendo un trozo de tierra
donde las piedras de oscurecen
y la naturaleza se transforma...
Quiero creer
que ese volcán es llama
de una paz que nos abraza
con un sentimiento de emoción y alegría,
creando para sus hijos
instantes de inmovilidad misteriosa.
La pureza se nos hace posible,
el aire nos limpia por dentro
mientras el horizonte nos ofrece
la fantasía de un artista atormentado,
que se eleva hacia los cielos
desde un paisaje que es mezcla
de surrealismo y dolor.
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