Imagen: 'Silencio', óleo de José A. González
No deberíamos
haber nacido para dolernos,
ni para abrazar
la melancolía de las hojas
que caen a nuestros pies
como dudas
en las tardes otoñales.
No estamos aquí
para dejar que duelan las noches
a causa de nuestros besos,
por culpa de la ternura
que se despierta
cuando nos bebemos.
No quiero ramalazos de dolor
mientras se apagan las luces
de mis ojos,
y tú caminas triste
por una tumba de estrellas
mientras todo se desploma
y el viento se suma
a un silencio de silencios.
haber nacido para dolernos,
ni para abrazar
la melancolía de las hojas
que caen a nuestros pies
como dudas
en las tardes otoñales.
No estamos aquí
para dejar que duelan las noches
a causa de nuestros besos,
por culpa de la ternura
que se despierta
cuando nos bebemos.
No quiero ramalazos de dolor
mientras se apagan las luces
de mis ojos,
y tú caminas triste
por una tumba de estrellas
mientras todo se desploma
y el viento se suma
a un silencio de silencios.
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