martes, 2 de septiembre de 2008

EROS INSULAR


Eros insular que surge
de un íntimo vínculo establecido
entre el sol y la mar.
El archipiélago lo cuida
navegando en la blanca sencillez
de sus espumas,
le permite volar
con las gaviotas de sus sueños,
y ondea en lo más alto
de su mástil de volcán.

Lo esconde y lo custodia
en los horizontes de su viaje
y lo salpican los ecos de la nostalgia
en el más ruidoso batiente
que se yergue rebelde
en la costa atormentada
por siglos de volcán.

Y allí situado,
un triángulo hecho isla
asoma con la frescura norteña
y el sol implacable del sur,
para mecer suavemente
con un ligero oleaje
el foque de una esperanza.

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