viernes, 8 de junio de 2007

LA CIUDAD MALDITA

En la hermosa ciudad maldita
capital de las grandes religiones
monoteístas,
se sigue adorando con fervor
al dios de la guerra.
Hemos visto a sus gentes
rezando para que todo acabe,
pero también que los fanáticos
son capaces de matarse
con el mismo fervor con el que oran.
No importa a qué dioses,
eso es secundario,
porque todos son igual de crueles.
Las novedades que nos que llegan
son las historias de siempre
a pesar del paso del tiempo:
Hay otros niños,
pero continúan mostrando
las mismas lunas negras en los ojos,
siguen expresando idéntico vacío.
Han visto tanta muerte,
que un nuevo cadáver
no es más que la rutina de cada día.
Mientras, los líderes del mundo
se llenan la boca con palabras
como negociación y paz,
pero les venden armas
y permiten las injusticias
que fomentan el eterno desgarro.
Sus rostros son un monumento
a la desvergüenza y el cinismo.
Es, sencillamente repugnante.


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