Vuela tú, la canción,
por dentro de ti misma
y vuela alto
y que tu vuelo
te aleje del pensar,
para que así el discurso
que se contenga en ti
acierte a conciliarse
con el sinsentido
esplendoroso del mundo,
lugar de las estrellas
y el olvido,
del soñar y los mares,
de toda realidad y fantasía.
Vuela tú, la canción:
desvela tu secreto
y ven a celebrar este ser
y no ser y ser de alguien
que nos ampara a cambio
de ampararlo,
la mercancía
que somos del vacío,
la tiniebla compleja
que nos lleva de su mano
a la dicha o al dolor,
en tanto gira
la fortuna azarosa
que daña o recompensa,
la abstracción
de un destino imaginario,
mientras andamos por aquí,
conforme al privilegio
de sabernos fugaces pues
¿quién convive consigo
y no quiere ser
otro en otra nada?
¿Quién no acepta
el final del espejismo?
¿Quién no ha aprendido
aún que esta grandeza
lo es precisamente
por efímera?
Vuela tú, la canción
del sin porqué,
cuando mi vida va más lenta
ya que el tiempo.
Vuela tú, mi canción,
que cuando esto
se me acabe iré contigo.
2 comentarios:
Bellísima canción la que has dejado. Volar, soñar, ir en contrasentido aunque sepamos bien que todo termina detrás de los espejos. Somos y no somos y cantamos la canción de la dicha y el dolor, de la falsedad y del dolor.
Como me llegan tus versos, Paco.
Gracias por estos regalos.
Abrazo grande
Ahora que el entorno se nos llena de luces por la festividad que se avecina, bueno es recordar que ahora y en el resto del año, la luz que desprenden la belleza del arte y la cultura en todas sus facetas, es la que ilumina nuestro camino. Sigamos pues en ello, querida amiga.
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