martes, 17 de noviembre de 2015

CONTIGO DE POESÍA








Al mirarte me digo a mi mismo
que los catastrofistas
han fallado en sus pronósticos:
No es la guerra lo que viene
sino el amor que ya está conmigo.
Entraste en mi vida
con las cartas y el ombligo boca arriba,
con los brazos abiertos
como si estuvieras dispuesta
a ofrecerme cada noche una barra
libre de inspiración en tu pecho,
con las manos llenas de tanto
que me haces sentir que es el mundo
el que me toca y no la chica
que llegó hasta mí preguntando
si era cierto que escribía
esas cosas tan bonitas
que desconocíamos  en ese momento
que estarían destinadas a ti.
Te miro y sonrío como
cuando te acaricio la espalda
y tú te alegras descubriendo
el hormigueo en la piel,
arrojando todas las ansiedades
al cubo de la basura con un gesto.
Me miras con los ojos cerrados
y comprendo fácilmente
que mi vida era un camino sin vuelta
cuyo único afán era encontrarte
y los miedos se me van a bailar
con todos los semáforos en verde
la música de tus silencios
porque se te nota muchísimo
lo que disfrutas volviéndote
certezas sobre mi hombro...
Ese es el regalo de tu alegría,
porque gastas unos ojos
que hablan mejor que tu boca
en cada despertar que alumbra
las paredes del dormitorio
antes que la propia luz del sol.
Por eso me veo destinado
a contarte el amor que quiero
hacer contigo como protagonista
pues tengo la certeza de que aún
hay mucha belleza en tu piel
para sacarle partido a la poesía.






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