sábado, 29 de noviembre de 2014

REGRESO





Regresar a la infancia
que nos aguarda
no como algo dado
sino como aquello
que buscamos desde el alma
para volver a hacerlo posible.
Ese mundo maravilloso
que tiembla en lo minúsculo
y extremadamente sencillo
con la conmoción
de lo que se dice a la intemperie
con la singularidad  
de quien escribe con
las rodillas lastimadas
 pero también con las varas
del zahorí que busca el agua
subterránea que urgimos.
Volviendo a creer
en los pequeños milagros
una segunda inocencia
resucitando helechos
después de la helada
en busca de esa luz
que traen los ojos
que envían mensajes
directamente al corazón
curado ya de las miserias
de una adultez llena de garras
que destrozan la inocencia.







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