Y de repente aparece
la novedad con la intención
la novedad con la intención
de arrasar lo anterior,
de modo que
en la llanura obtusa
donde quedó sepultado
lo que el trabajo
del pensamiento y la acción
fue arrancando de la nada
durante siglos,
lo mucho y muy diverso
que estaba ahí para ver
qué puede uno hacer
con la injusticia,
la belleza, la armonía
o el pensamiento
puede ser pisoteado
sin contratiempos,
independientemente
de la calidad que lo releve
con despreocupación,
sin el peligro de ser
expuestos a comparaciones
que nos lleven a desconfiar
y a reclamar algo
con más sustancia
y que no nos lleve a hacer
tabla rasa de lo ya ideado.
No es que reniegue
de las novedades porque sí,
es que todo ha de tener
una razón consecuente
con las formas sensibles
o profundas de nuestro esfuerzo
por penetrar el mundo
con el semblante emocionado
y fugaz de nuestros sueños,
con la armonía de la ilusión
y en la soledad del pensamiento...
Fuera de ahí es la nada,
sea lo heredado o lo nuevo.
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