lunes, 7 de julio de 2014

DICES LA VERDAD





No necesitas decirme que me amas
porque tus ojos no me mienten,
ni tampoco el púrpura de tus ojeras
de madre amantísima agotada
después de una noche acunando
a esa niña nuestra que se agita.
Tampoco me mienten las lágrimas
ni el temor que se balancea a veces
en tu iris perfecto de amor y ternura.
Leo en ellos como un hechicero
en los posos del té. Veo tu sendero.
El que un día decidiste recorrer conmigo
como un premio que la vida decidió
que por una razón extraña yo merecía.
Leo lo atrás que ha quedado el pasado
y por eso no albergo duda alguna
cuando tu boca emite el eco del amor.
No me engaña tu voz, tampoco tu piel,
mapamundi extraño de anáforas perdidas,
de versos dulces penetrando en mi mente,
de brillantes poros y ardientes melodías.
Me dice la verdad el corazón que late,
el alma que se ensambla con la mía...
Y por eso también te pido que me creas
al decir que sólo quiero estar contigo.






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