domingo, 17 de noviembre de 2013

AMOR INEXTINGUIBLE




Fue a verla.
Era tarde
pero aún sangraba
mirando al sur
el dolor del sol
tras el Ocaso.
Pero su luz
solo dejaba sombras
entre los sauces,
moviéndose, silbando
una extraña canción
muy cercana al silencio.
Sentía una estremecida
comunión con el aire
aún caliente,
que establecía
una diferencia abismal
con la frialdad del mármol.
Y le pareció que temblaba
el nombre de su amada
tras las lágrimas
que derramaba lentamente
al besar las flores
de aquel ramo
antes de depositarlo
en la tumba con un gesto
de amor inextinguible
como recuerdo

de que jamás la olvidaría.



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