martes, 8 de octubre de 2013

ESTULTICIA


En una foto contemplo
como un repugnante
vestigio de ser humano
uniformado,
en plan divertimento
acaba de propinar
una patada a un prisionero.
De fondo,
el corro de la estulticia
ríe la gracia
mientras desde el suelo
una mirada desesperada
está a la expectativa
del próximo movimiento,
deseando quizás
que su suerte cambie.
Un hombre se convierte
en algo sumariamente frágil
bajo la bota militar,
la insoportable situación
hace presentir
un rechinar de huesos,
pero no deja de sorprender
entre tanta violencia
esa extraña normalidad
que comparten asesinos,
asesinados y mirones
como si el dolor
llevase en sí mismo
un germen de anestesia
adormecedora,
en ese horrible contexto
que hiere profundamente
el cuerpo de la víctima
y las almas del resto

de participantes. 



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