miércoles, 28 de agosto de 2013

PRESENCIA



Cuando vi que sonreías
comprendí la futilidad
de los factores esenciales
que asumía mi existencia
antes de encontrarte.
Desde esa atalaya
donde parecía poseer
una opción de vida
propiciamente establecida,
me quedé sin habla
viendo pasar en un segundo
por los vestigios
más sutiles de mi mente
el acierto de un mañana
donde tú estuvieras
otorgándole un sentido.
Y me sorprendí pensando
en lo que habría de hacer
para ver relucir cada día
el sentimiento que podrías 
aportar a mi existencia,
me estremeció el mensaje
de mis dedos reclamando
leer las señas silenciosas
que brotarían de tus ojos...
Y ahora que te disfruto
en el uso acompañado
de una perspectiva
apenas vislumbrada
en aquél fugaz encuentro,
afirmo que puedo percibir
el aroma del paraíso
cada vez me traspasas

el alma con tu presencia.




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