ME HACES FALTA

Me haces falta, amor,

en la madrugada
cuando la luz

comienza su viaje

por el mundo.
Me haces falta, amor,
cuando comienzo

a razonar la realidad
y el aire ardiente

azota mis mejillas
como el golpe

más terrible e imprevisto.
Me haces falta, amor,
cuando mis ademanes

de poeta me delatan
y busco el ropaje

del disimulo
para ahogar la tristeza

que a veces me embarga.
Me haces falta, amor,

cuando la rutina

me da con un canto

entre los dientes
y siento que no estás

compartiéndola conmigo.
Me haces falta, sí,
como el agua de riego

a la raíz de una planta,

como un beso enamorado

para enmarcar un saludo.
Resumiendo, me haces falta

en la pena, en el gozo

y para sentir la vida.