lunes, 1 de octubre de 2012

NAVEGANTE



Me asomo a la vida
y hay un mar extenso
en su misterioso vaivén,
un mar de dudas
asomadas al sueño
único de encontrarse...
Entonces aparece
el sonido de otra voz
en una habitación
tantos años vacía
y a la llamada responde
un corazón con ganas
de lanzarse a la aventura...
Pero no es el amor
lo que enseña a amar
sino más bien ese no saber
quién somos, ni dónde
y la necesidad
de descubrirlo en los ojos
de otra persona...
Porque ahogar esa ilusión
antes incluso
de saber lo que ocurrirá
agranda los ojos,
nos obliga a mirar
de otra manera y discurrir:
navegar y naufragar
pueden ser la misma cosa
donde haya dos amantes
bañados por el agua
y han dejado rastros
de fracasos y triunfo
flotando boca abajo...
Y todo esto para decirme
en plena travesía
que yo soy lo que decido
y también, que amo
el puerto que he encontrado.


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