lunes, 24 de septiembre de 2012

PENA DE MUERTE



Ni el conjunto del sistema judicial
ni las fuerzas policiales
están exentos de errores
e incluso los encargados
de administrar la justicia
tampoco quedan al margen
de ser influenciados
por condicionantes
externos o personales.
Y en lo que se refiere
al derecho a la defensa,
la calidad del hecho dependerá
del capital disponible
para invertir en el juicio,
por eso la actuación de la justicia
nunca será igualitaria.
Y esta es la principal razón
por la que el código penal
no puede admitir
castigos que sean irreversibles:
la opción de corregir un error
ha de quedar por encima
de la falsa sensación
de seguridad que tenemos
cuando nos reafirmamos
en la inflexibilidad
de una pena a todas luces salvaje.
Desde estas premisas,
cuando alguien muere ejecutado,
la humanidad expresa
con descorazonadora contundencia
una apuesta por la barbarie
y el afán irracional de venganza.
Ya lo dijo Mahatma Ghandi,
ojo por ojo y acabaremos
creando un mundo de ciegos.









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