miércoles, 1 de agosto de 2012

EL AYER YA ESTÁ AQUÍ



“No sabe Vd. con quien está hablando”. Era una de las frases más hirientes de aquella España negra que muchos creímos haber dejado atrás y vuelve a formar parte de nuestras peores pesadillas. Parece ser el argumento de Javier Castrodeza Sanz, director general de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad, que exige para su hijo estudiante de medicina una matrícula de honor. Por enchufe o lo que sea...  El Dr. Carlos Vaquero, catedrático y director del Departamento de Cirugía, Oftalmología, Otorrinolaringología y Fisioterapia de la Universidad de Valladolid, ha denunciado presiones y coacciones para otorgar esa alta calificación al vástago del político. Al prestigioso catedrático le ha recordado los métodos del franquismo. Al que esto suscribe, también...
No deja de ser una anécdota, pero altamente significativa. Mientras se recortan becas o se sube el IVA hasta en los cuadernos y lápices, los hijos del poder han de tener notas de excelencia para perpetuar la putrefacta casta dirigente. Se cae el país a pedazos, la ruina y el descrédito no pueden alcanzar cotas mayores, pero la corrupción mantiene bien alta la cotización en los pasillos del Poder. Como en el franquismo. Lo que nos ocurre a los demás no importa si le conviene que así sea a las instancias oportunas. ¿Y qué nos está quedando de aquella imagen europea de España? Pues la de un país rescatado, tutelado, que el gobierno mueve al socaire de lo que dictan en Alemania y Bruselas y que no deja de apretarle las tuercas de los recortes económicos y sociales a sus ciudadanos. Ah, pero en la involución ideológica galopante, en eso sí es el PP extraordinariamente eficaz, opera como una apisonadora sin tregua ni pausa, en este tema sí que tiene iniciativas propias...
Ahí está el antiguo alcalde despilfarrador, intentando defender a los que denomina como lo más débiles, a “las personas en proceso de nacer” y que se propone volver a una ley de supuestos para el aborto que sólo tiene parangón europeo con Irlanda y Malta y en la que propone suprimir como causa las graves malformaciones en el feto. Claman los médicos sobre la condena a un terrible sufrimiento que se infiere a quienes se vean afectados... Pero el caso es echar niños al mundo ultraconservador del PP, a quienes previamente se les quitan las ayudas a la dependencia. El caso es que la mujer sea mujer-mujer, subordinada, supeditada, incapaz para decidir por sí misma y que puede ser condenada a una existencia que no desea. El caso es que el aborto, que recordemos por otro lado que nunca ha sido erradicado, sea penado u obligue a viajar al extranjero como antaño para practicarlo.
El Partido Popular nos ha catapultado en ocho meses como poco medio siglo atrás, cuando no varios completos. Y lo ha hecho después de mentir descaradamente en la campaña electoral. Sospecho que quienes muchos de los que creyeron en las falsas promesas para solucionar la crisis, no apostaban por esta involución ideológica implacable. De hecho algo de esto empieza a vislumbrarse en las encuestas. Entretanto, un lamentable zombi al frente de los destinos del país se compara con los Padres de la Constitución o con cualquier deportista que le aporte una foto que hable de triunfos sin enterarse de que ya ni siquiera estamos al borde del precipicio, sino inmersos en él en caída libre. En economía y en libertades democráticas.
¿Hay soluciones?: Pues claro que las hay, pero se trataría de actuar exactamente al revés de cómo se está haciendo. Y empieza ser más que urgente. Los que no parecen saber con quiénes están hablando son ellos: con la sociedad a la que transitoriamente representan y que después de una campaña manipuladora y falsaria decidió darles la mayoría absoluta actuando de una manera terriblemente inconsciente… Pero que está recuperando la racionalidad a marchas forzadas. Para algunos era evidente lo que iba a hacer el PP relacionando determinados conceptos. Pero lo increíble es que hasta en eso han desbordado las peores previsiones. Resulta que añoraban demasiadas cosas de ese ayer que pensamos superado para siempre. Ese ayer ya está entre nosotros, ahora se trata de comprobar lo que haremos al respecto.


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