martes, 24 de julio de 2012


Se ha disparado el diferencial de la prima de riesgo en solo 7 meses, rebasando con creces la antaño impensable cifra de los 600 puntos. Las bolsas registran niveles históricos de pérdidas. España está rescatada con fondos europeos en su sistema bancario y a punto del rescate total, inspirando una nula confianza a nivel internacional. Cada vez que abre la boca el ministro Montoro es para originar una catástrofe. La comunidad valenciana, cuya gestión ofrecían como modelo, solicita el rescate del Estado. Han abaratado el despido y la dignidad del trabajo con la reforma laboral. Disminuyen las prestaciones e insultan a los españoles de obra (aplausos a los recortes) y de palabra (la desvergonzada diputada hija del corrupto). Han cercenado una sanidad que fue ejemplo en el mundo y nos obligan al copago. Le pegan un hachazo a la investigación presumiendo de ello. Nos devuelven –a través de José Ignacio Wert- a una educación de medio siglo atrás, suben las tasas universitarias y hasta el precio de los cuadernos y lápices. Elevan los impuestos relacionados con la cultura, reservándola para los más pudientes. Suben de precio productos básicos. Y el gas, la electricidad o la gasolina. Nos venden servicios básicos que son nuestros. Perpetran una reforma del código penal que nos convierte en delincuentes por manifestarnos en la calle. Presentan una reforma de la Ley del aborto que nos devuelve a 30 años atrás... Y etc, etc, etc... Desde luego no se puede pedir más a la gestión del gobierno de Mariano Rajoy, el Presidente que por otro lado, anda desaparecido mientras el país se hunde.

Y mientras los ciudadanos comienzan a rebelarse, la prensa afín silencia las protestas multitudinarias de la sociedad contraria a los recortes para que esa parte que aún está adormecida no se entere de la dignidad con la que los  demás se alzan. Y el Presidente busca desesperadamente un nuevo culpable: el BCE. Porque la culpa ya no es de Zapatero ni del chachachá, es de Europa. De esa Europa por otro lado tan neoliberal como el PP y ante la que se pliega con tanta facilidad... Las mentiras y desdichos del programa electoral del Partido Popular recogidos con sus rostros, voces y agrios tonos profusamente en youtube, harían avergonzarse a quien tuviera un mínimo de decencia. Esgrimen el argumento de que las circunstancias han cambiado y se ven obligados a hacer lo contrario de lo que dijeron. Pero seamos serios: La campaña del PP cada día que pasa es más evidente que estuvo basada en la mentira. Y su caótica gestión ha empeorado los problemas heredados del gobierno anterior en todos los ámbitos. Las comparecencias de la vicepresidenta intentando justificar lo injustificable moverían a la risa si no estuvieran relacionadas con el desastre en que nos están sumiendo.

El futuro no se nos puede presentar peor en estas circunstancias. Un triunfo basado en mentiras tan escandalosas es ilegítimo y debe ser revisado porque han secuestrado el Estado de Derecho: el gobierno tiene que dimitir y convocar elecciones. Es lo coherente, lo digno, lo justo, aunque el principal partido de la oposición ande igual de perdido. Pero así no podemos seguir y existen otras alternativas. Nos lo estamos jugando todo y hemos de salir a la calle para demostrar que sabemos analizar lo que ocurre y actuar en consecuencia mostrando nuestra repulsa al gobierno. Es la hora de la rebelión. Se acabó el delegar la responsabilidad de pensar y reflexionar. A estas alturas no existen recetas mágicas, pero al menos tenemos el recurso de la dignidad: Y para ello, la meta ha de ser la dimisión de Rajoy.


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