Los lugares que me visitan
quedan tan lejos
que a veces no tienen fuerzas
suficientes para regresar
y se me quedan para siempre
prendidos en el corazón,
asociados a algún recuerdo
y a experiencias que confirman
lo más tangible de la vida.
Los lugares que me visitan
quedan tan cerca
que a veces llegan con fuerza
inusitada, penetran en la piel
y se quedan para siempre
arrebujadas en sensaciones
que se posan sobre el alma.
Los lugares que me visitan
están llenos de distancias
que retozan en silencio
inexplicables serenidades
como un jardín que invita
a la cavilación y el recogimiento.
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