martes, 3 de mayo de 2011

ESCUCHAR



Aprender a escuchar
hasta conseguir hacerlo
con los ojos y los oídos,
para poner en ello el alma
y desarrollar esa cualidad
más allá de los sentidos.
Ejercitarse en escuchar
lo que nos dicta el corazón
cuando sentimos al otro,
el mensaje que transmiten
sus hombros caídos,
mirada y manos inquietas,
cuando ya ni ganas
ni fuerzas para hablar tiene,
los gritos silenciosos de angustia
que brotaran de la raíz
misma de su pensamiento.
Escuchar el mensaje
que trasciende a las palabras
para descubrir melancolías,
inseguridades encubiertas
y soledades furtivas.
Contribuir en lo posible
a que se sienta
un poquito más feliz
de lo que cree poder ser
gracias al grano de arena
que podamos entregarle
con nuestra concomitancia.

1 comentario:

Antoniatenea dijo...

Muchas veces, cuando escuchas atentamente y miras sus ojos y captas todos esos detalles de lenguaje no verbal ..acercas la mano, miras los ojos..no hace falta más: tu has recogido y acabas de dar
Los consejos no existen...la comunicación sí.

Has escrito una magnífica reflexión de lo que debería practicarse más a menudo .Totalmente de acuerdo ...descubres muchísimo de ese modo..aprendes y das.