martes, 15 de febrero de 2011

SOLOS



A veces pensamos que estar solos
no es cuestión de soledad,
pero cuesta asumirlo
cuando el solo de la habitación
adormece los sentidos
y divaga en los delirios de los tristes
mientras el sueño avanza
dando una tregua a los sentires...
Se estremecen las paredes
al quitar el sol razones,
nos pone en las fronteras del olvido
y se hace silencio
el son de violín de la cocina
porque se guisan soledades
en el fuego de la añoranza.
Y al escuchar el eco triste
de unos pasos en la escalera,
se siente en la espalda
subir la chispa que enciende
los fuegos de artificio
de aquello que con tanto esfuerzo
uno mismo ayudó a crear
en cada uno de los días de su vida.
Y, cosas del destino,
ahora está ahí siempre:
En este solo del que se impregnan
las paredes de la casa
y las murallas de las entrañas.

No hay comentarios: