Permítaseme no andar con rodeos ya desde el principio: El tópico de Canarias hace mención a un Paraíso... En la actualidad deberíamos retomarlo, pero para hablar de una tierra que se ha convertido en el paraíso del desgobierno y la desvergüenza política. Resulta deprimente comprobar que con todo lo que nos está cayendo, la población sigue con su vida normal sin salir a las calles a gritarles a nuestros dirigentes su desprecio. O hemos decidido mirar hacia otro lado y pasar de todo, o simplemente tenemos lo que nos merecemos. Si es esto último, muy mal lo habremos hecho para acabar soportando semejante castigo.
También puede ser que de tanto mirar hacia América (y que me perdonen nuestros hermanos del otro lado del Atlántico), nos hemos contagiado del peor mal que ha atenazado el desarrollo de los países latinoamericanos: El caudillismo, la corrupción, la falacia, y la falta de escrúpulos de la clase política.
Esta última etapa legislativa se caracteriza por el desbarajuste y el desconcierto. Ya resultan muy criticables las medidas que el gobierno central está tomando para intentar hacerle frente a la crisis, pero es que el de Canarias simplemente no se entera, cuando estamos a la cabeza del país en todos los índices económicos negativos. No contentos con eso, se aprovecha la circunstancia para desmantelar los cimientos de la educación y la sanidad públicas. Las señoras Brito y Roldós están consiguiendo echarme abajo uno de los pocos mitos que me quedaban: el de la esperanza en que la sensibilidad femenina alterase de manera positiva los modos y maneras con que la mayoría masculina ha utilizado los resortes del poder. La altanería con que se expresan y las mentiras descaradas con que disfrazan la realidad pasarán a la historia de la infamia.
La ineficacia y la inoperancia del gobierno para defender los intereses de Canarias resultan escandalosas. Cuando más se necesita de los fondos públicos para cubrir las necesidades sociales, a diario nos sorprenden los medios de comunicación con obligaciones judiciales de afrontar indemnizaciones millonarias por errores administrativos: Ahí están los casos de Tebeto, Montaña Rayada, las farmacias...
Nunca el Parlamento canario ha estado más alejado de los problemas reales de la población. El que debería considerarse el Centro Neurálgico de la democracia en las islas, ha de ser también ejemplo didáctico de debate y respeto por el adversario. Pero hace tiempo que se han perdido los modos, y los plenos han acabado por parecer un enfrentamiento entre bandas callejeras, en los que a veces sólo falta que salgan a relucir las navajas. Más grave se torna el asunto cuando los temas que se discuten se alejan cada vez más de la realidad. Ahora que celebramos el veinte aniversario de la caída del Muro de Berlín, sería un buen momento para reflexionar sobre esos otros muros invisibles que separan a los dirigentes de una comunidad sobre el resto del colectivo.
Luego está la corrupción. Los que aprovechan el cargo para comportarse como salteadores de tumbas respecto a las arcas públicas con el fin de reventarlas, esquilmarlas y agotarlas en provecho propio y como pago a los empresarios especializados en la rapiña del dinero fácil. Ojalá por una vez se haga justicia, y llenemos con sus huesos Taíche, Tenerife II o el Salto del Negro... Incluso poco castigo parecería por el daño democrático que le han hecho al sistema y la destrucción sistemática de nuestro entorno natural que ello ha significado.
¿Y a todas estas, dónde está la oposición? El principal partido, parece que aún lamiéndose las heridas que le supusieron no haber llegado al gobierno a pesar de haber sido el más votado. Este hecho ha marcado todas sus actuaciones. Pero el tiempo pasa, y alguna vez habrá que ponerse a trabajar...
No me gustaría que este discurso pareciera otro ejemplo más de cinismo y demagogia. Hemos de salir como sea del cenagal donde estamos metidos. La única solución es acabar con la endogamia en que se ha convertido la política canaria, donde elección tras elección, tres partidos se reparten la cuota de poder. Para ello ha de exigirse de una vez por todas la reforma del Sistema Electoral en las islas, que impide a los partidos minoritarios acceder al Parlamento, a pesar de obtener miles de votos. Sólo así un soplo de aire fresco democrático cambiaría el panorama.
También puede ser que de tanto mirar hacia América (y que me perdonen nuestros hermanos del otro lado del Atlántico), nos hemos contagiado del peor mal que ha atenazado el desarrollo de los países latinoamericanos: El caudillismo, la corrupción, la falacia, y la falta de escrúpulos de la clase política.
Esta última etapa legislativa se caracteriza por el desbarajuste y el desconcierto. Ya resultan muy criticables las medidas que el gobierno central está tomando para intentar hacerle frente a la crisis, pero es que el de Canarias simplemente no se entera, cuando estamos a la cabeza del país en todos los índices económicos negativos. No contentos con eso, se aprovecha la circunstancia para desmantelar los cimientos de la educación y la sanidad públicas. Las señoras Brito y Roldós están consiguiendo echarme abajo uno de los pocos mitos que me quedaban: el de la esperanza en que la sensibilidad femenina alterase de manera positiva los modos y maneras con que la mayoría masculina ha utilizado los resortes del poder. La altanería con que se expresan y las mentiras descaradas con que disfrazan la realidad pasarán a la historia de la infamia.
La ineficacia y la inoperancia del gobierno para defender los intereses de Canarias resultan escandalosas. Cuando más se necesita de los fondos públicos para cubrir las necesidades sociales, a diario nos sorprenden los medios de comunicación con obligaciones judiciales de afrontar indemnizaciones millonarias por errores administrativos: Ahí están los casos de Tebeto, Montaña Rayada, las farmacias...
Nunca el Parlamento canario ha estado más alejado de los problemas reales de la población. El que debería considerarse el Centro Neurálgico de la democracia en las islas, ha de ser también ejemplo didáctico de debate y respeto por el adversario. Pero hace tiempo que se han perdido los modos, y los plenos han acabado por parecer un enfrentamiento entre bandas callejeras, en los que a veces sólo falta que salgan a relucir las navajas. Más grave se torna el asunto cuando los temas que se discuten se alejan cada vez más de la realidad. Ahora que celebramos el veinte aniversario de la caída del Muro de Berlín, sería un buen momento para reflexionar sobre esos otros muros invisibles que separan a los dirigentes de una comunidad sobre el resto del colectivo.
Luego está la corrupción. Los que aprovechan el cargo para comportarse como salteadores de tumbas respecto a las arcas públicas con el fin de reventarlas, esquilmarlas y agotarlas en provecho propio y como pago a los empresarios especializados en la rapiña del dinero fácil. Ojalá por una vez se haga justicia, y llenemos con sus huesos Taíche, Tenerife II o el Salto del Negro... Incluso poco castigo parecería por el daño democrático que le han hecho al sistema y la destrucción sistemática de nuestro entorno natural que ello ha significado.
¿Y a todas estas, dónde está la oposición? El principal partido, parece que aún lamiéndose las heridas que le supusieron no haber llegado al gobierno a pesar de haber sido el más votado. Este hecho ha marcado todas sus actuaciones. Pero el tiempo pasa, y alguna vez habrá que ponerse a trabajar...
No me gustaría que este discurso pareciera otro ejemplo más de cinismo y demagogia. Hemos de salir como sea del cenagal donde estamos metidos. La única solución es acabar con la endogamia en que se ha convertido la política canaria, donde elección tras elección, tres partidos se reparten la cuota de poder. Para ello ha de exigirse de una vez por todas la reforma del Sistema Electoral en las islas, que impide a los partidos minoritarios acceder al Parlamento, a pesar de obtener miles de votos. Sólo así un soplo de aire fresco democrático cambiaría el panorama.
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