jueves, 10 de septiembre de 2009

AUTORRETRATO


Soy un disfraz
que quiere ocultarse
tras la sorna del anónimo:
Nunca quise ser
una voz que sube
como la marea
para representar
a nada ni nadie,
y prefiero que mis pasos
elijan el silencio.
Me gusta ser isla,
un entraña rodeada de mar,
de restos de volcanes
y vientos húmedos.
No hay nadie más,
sólo un surtido de palabras
que incendian los sentidos
hasta hacerlos cenizas,
porque si no escribo
seré un cadáver que respira.
Mi camino es una intersección
donde se entrelazan
espectros de luces y sombras
que rebosan repugnancia.
Será porque la vida,
o mi actitud ante la vida
(vaya usted a saber
que fue lo primero),
me convirtieron en paria
apartado incluso
de los que me definen,
cuando me cansé de remar
entre tanta corriente absurda
y decidí hacerle
un buen corte de manga
a esta burda existencia.

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