domingo, 21 de junio de 2009

CELEBRACIONES Y CINISMO


A lo largo del año existen 55 días especiales que conforman una especie de calendario de las buenas intenciones. Son jornadas conmemorativas que se utilizan para hacer un desglose de cifras demasiadas veces acompañadas de declaraciones políticas pomposas, cínicas y vergonzosas. No es raro que los hechos y los discursos discurran por vías diferentes (cuando no opuestas), y que un gobernante que ha duplicado la venta de armas se reafirme en su discurso pacifista, o que se haga coincidir la reducción de la ayuda a los países pobres con la proliferación de viajes turísticos o promocionales de los mandatarios.
La agenda empieza el 30 de enero con el denominado Día Escolar de la No Violencia y de la Paz (que coincide con el aniversario de la muerte de Mahatma Gandhi) y finaliza el 18 de diciembre con el Día Internacional del Migrante.
Algunas de estas fechas son muy celebradas, como el Día Internacional de los Derechos de la Mujer (8 de marzo), el del Libro (23 de abril), el de los Trabajadores (1 de mayo), el de la Libertad de Prensa (3 de mayo), el del Medio Ambiente (5 de junio), el de la lucha contra el Sida (1 de diciembre), el de los Derechos Humanos (10 de diciembre).
Por el contrario, otras pasan absolutamente desapercibidos, como el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial (21 de marzo), el de África (25 de mayo), el de los Refugiados (20 de junio), el de apoyo a las Víctimas de la Tortura (26 de mayo) o el de la Erradicación de la Pobreza (17 de octubre). Pero detrás de algunas de estas conmemoraciones hay razones históricas de peso:
Ø El Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial se celebra el 21 de marzo porque en ese mismo día de 1960 la Policía abrió fuego y mató a 69 personas durante una manifestación pacífica contra las leyes del apartheid en Sharpeville (Sudáfrica).

Ø El 17 de octubre se celebra el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, instituido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 1992. En 2008, la ONU denunció que 3.000 millones de personas viven con menos de dos dólares por día; que 8 millones de niños mueren cada año a causa de las condiciones extremas de su existencia; que 150 millones de niños se encuentran afectados de malnutrición y 100 millones más viven en la calle en la más absoluta indigencia. Asimismo, 1.200 millones no tienen acceso a agua potable y otros 1.000 millones carecen de vivienda. 2.000 millones de seres humanos sufren anemia por falta de hierro en su dieta y un número similar carece de acceso a medicamentos.

Ø El 26 de junio es el Día Internacional en Apoyo de las Víctimas de la Tortura. Fue proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 12 de diciembre de 1997 con la intención de erradicar esta lacra y de asegurar la aplicación de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes.

Todos estos días conmemorativos van protegidos por protocolos, convenciones, convenios e incluso fondos de ayuda. Pero la cuestión es que los derechos inalienables de estos seres humanos son sistemáticamente violados. Sobre todo en los países más pobres afectados por las crisis más profundas y por los regímenes más demoledores. Y cuando parte de esta masa de abandonados por la historia buscan una salida en la emigración, han de hacerlo en condiciones que los convierten en los nuevos esclavos de aquellos países que sojuzgaron a su vez a sus antepasados.
Es cierto que algunos centenares de millones de ciudadanos del Primer Mundo tienen posibilidad de acudir a los tribunales. Pero cuando azota la crisis económica, miles de millones se tienen que conformar con resistir todas las injusticias en silencio y esperar un cambio de legislación internacional que incida en proteger los derechos con hechos más que con palabras. Si eres pobre tu capacidad crítica queda tan mermada que no te atreves a levantar la voz. Y no digamos si además eres inmigrante e ilegal.
La conclusión más evidente es que el calendario de las buenas intenciones se fabrica con materiales desechables y los protagonistas en realidad interesan muy poco. Más aún en tiempo de crisis, cuando la pobreza se acumula también en los países más avanzados y se convierte además al inmigrante en cabeza de turco, pervirtiendo las relaciones sociales y condenando al ostracismo a los más desamparados.

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