jueves, 29 de mayo de 2008

ODA A UN ALMENDRO


Cuando floreces
te envidian
las mariposas.
Asombra la magia
que guardas en tu seno,
capaz de convertir
un conjunto de leños
sin gracia alguna,
en belleza natural
poblada de flores.
No persigues
la eterna perfección,
por el contrario
prefieres la sencilla
desnudez de la madera,
hasta que el ciclo
de los sueños y la vida
toca arrebato
de polen y paisaje,
que hace temblar
los corazones.

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