miércoles, 9 de abril de 2008

REFLEXIONES... ¿PROFUNDAS?


Las palabras acaban por convertirse en los ojos y la voz del que escribe. Pero a veces son inconstantes y volubles. Juegan con él, y le hacen dudar de si verdaderamente está a su altura. Hay momentos en que es difícil concentrarse en un determinado tema, por más que uno se esfuerce. A veces ni siquiera eso, a pesar de buscar desesperadamente algo que pueda interesar al supuesto lector. Es entonces cuando puede ocurrir lo imperdonable: Incluso que acabes por copiarte a ti mismo, lo que seguramente será una verdadera tortura para el que te lea. Que quieren: la imaginación puede también jugar malas pasadas. Y más aún si se empeña en estar en otras cosas, empecinándose en meditaciones que te llevan por los caminos del absurdo.
Como cuando piensas en los sueños. Resulta que no todo el mundo sueña lo mismo cuando sueña. Es una verdad de Perogrullo. Y no todo el mundo sueña con la misma intensidad; muchos lo hacen unas veces si y otras no; hay quien se atreve a decir que nunca ha soñado. Pobrecillo: eso al menos es lo que cree. Tal vez existan en el mundo dos personas que sueñen lo mismo al mismo tiempo, pero nunca lo sabrán. Que triste... Pero los sueños en cierta manera son como la vida: En la variedad está su verdadera belleza.
La vida... o el amor y el odio... En algún momento aprendes que hay personas que nunca te dirán que te quieren; pero te quieren. Como hay personas que nunca te dirán que te odian, pero tal vez intenten destruirte. Los hay que te quieren y te odian al mismo tiempo. Y también el que te ha amado intensamente y acaba por odiarte de igual manera. Hay quien te desconoce, o peor aún, le eres absolutamente indiferente. Son esos que nunca te ven aunque te estén mirando. Hay quien sí te mira, pero te comportas como si no lo hiciese. Suele suceder que se tenga más consideración con los primeros: Somos así de extraños. Y hay traiciones y olvidos, pero también sorpresas que te llevan a lo más alto y formarán parte de tus recuerdos más queridos. Perplejidad ante uno mismo, y ante lo que pueden ser capaces los demás.
Los amores... ¿Han pensado alguna vez que es posible que los mejores sean los que están destinados a no cuajar, a quedarse en el limbo de los deseos insatisfechos? También hay amores de los que se debería haber desistido mucho antes: acaban siendo una carga ¿De los dos? ¿O de un tercero? Hay personas que aman. Hay personas que son amadas. Hay personas que aman y son amadas. Hay personas que no aman y son amadas. Hay personas que aman a otro que no les ama y son amadas por otro al que no aman. Hay personas que lo son todo a un tiempo... Algunas nada. Nunca. Hay quien dice "te quiero" demasiado a menudo; hay quien no lo dice jamás. Los dos suelen dejar a otra persona sumida en la zozobra. Que difícil es acertar.
Hay vida, por lo tanto tendemos a creer que tenemos tiempo. Pero de repente se nos va, y nos convertimos en huérfanos de la una y lo otro. Nos quedamos con un cajón repleto de proyectos no realizados, de mensajes no enviados, de ilusiones fracasadas. Si no espabilamos, puede que el tiempo nos haga una mala pasada.
El mañana no es nunca lo que debiera ser, porque acaba siendo una prolongación del hoy si no hacemos algo por evitarlo... ¿Seducción? ¿Hastío? ¿Juego? Quizás, en el fondo todo sea lo mismo y equivocarse sea consustancial al ser humano.

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