Los hemos echado
del paraíso
porque lo consideramos
nuestro.
Hemos destruido
sus madrigueras,
asolado
sus lugares de caza,
mancillado sus mares.
Hemos usurpado
sus sitios de procrear,
envenenado
los ríos de su sed.
Los hemos expulsado
del ámbito de su instinto
para construir sueños
de avaricia.
Hemos hecho desaparecer
decenas de especies
y otras tantas están
en peligro extremo
de extinguirse.
Y nos seguimos
comportando como
si no fuéramos nosotros
los que violentamos
cualquier rasgo de vida.
2 comentarios:
Es así y no hay marcha atrás. Me parece tu escrito que deberían colgarlo en cada sala de espera, en cada ayuntamiento, en cada aula.
Gracias. Ojalá dentro de un tiempo alguien escriba sobre esto mostrando su alegría porque las cosas han cambiado. Pero, por desgracia, lo dudo mucho.
Publicar un comentario