La frustración y la hartura
son como un cuchillo
que se abre camino
entre sombras y nieblas
del estado de ánimo,
cárcel de barrotes
impenetrables
que mata con una
muda sensación,
monstruo de mandíbula
de acero que se alimenta
entre zarzas y espinas
invisibles a la vista.
Así transcurren
ocho malditas horas
en cada jornada
de turno de trabajo,
se supone que dando gracias
porque hay millones
que están en el paro.
Afortunado que es uno,
habrá que celebrar
repleto de hiel amarga
esto de ser un privilegiado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario