ha de ser exorcizar los viejos naufragios
de la emoción que un día se nos acercara
para brindarnos razones y dejamos pasar
con una insensatez que duele aún más
cuanto más nos alejamos en el tiempo.
Las nuevas oportunidades nos alcanzan
para hacernos ver que nada se ha perdido
y que si nuestro corazón está dispuesto
siempre habrá una ocasión para descubrir
la forma correcta con que un te quiero
puede asentarse en este lado del paraíso,
lejos de cualquier zozobra sucumbida
junto a unos labios que inmolasen besos.
Convertidas en fugitivas de la soledad
hay vidas que, aunque hayan superado
los estigmas del pasado, todavía temen
recorrer nuevos senderos que les lleven
a una forma de querer que sea definitiva.
A ellas me dirijo para decirles que no teman,
te lo escribo a ti, que lo leerás reavivando
la ilusión que erigen los versos con sus letras,
en cada palabra masticada con el sentimiento
de eso que ansías pero crees que nunca llega.
Créeme, al otro lado de la esquina hay alguien
que quiere estar contigo para hacerle frente
a esa existencia del día a día que le consume.
Precisa quererte para saber querer a alguien
y sentir lo que el amor es capaz de ofrecerle.
Le apremia descubrir contigo que puede volar
en nubes de algodón acunándole en la noche,
sólo porque existes, sin viejas cuentas a pagar,
para quererte en este hoy menos que mañana
y no olvidarte al día siguiente si es que te vas.
Se lo escribo a todos y lo dedico especialmente
a la propietaria de ese resplandeciente nombre
que llevo grabado en el pedacito de corazón
que vive para sentirla y late para festejarla...
No pierdan ese ideal: El amor todo lo puede.
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