se reconocen
en tenue espiral de penumbra,
vientre y sonrisas,
caricias con todo
el poder
de la incandescencia
haciendo que la vida
sea lo más hermoso.
Describirlo es tan poco
que casi avergüenza
atreverse a tal osadía,
pero por favor dime
si tu existencia es ilusión
o realidad palpable,
dime si el misterio
de tus ojos enamorados
entraña el sueño de la vida,
ese del amor encontrado
sin pretenderlo,
con su veneno en la sangre
cantando la alegría
de la carne encendida,
en una hermandad dual
de soledades rotas
por un anhelo satisfecho.
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