miércoles, 7 de marzo de 2012

ABANDONO



Dejo de vestirse y todavía en ropa interior, se acercó a la ventana. A contemplar cómo la gente se movía por las calles pareciendo saber lo que hacían con sus vidas. O no, cualquiera sabe. Quizás este mundo sólo esté hecho de apariencias...

Empezaba a sentir el agobio del paso del tiempo, tenía la sensación de que era más rápido que ella y la estaba dejando muy atrás. Se repitió la cantinela que le rondaba la cabeza los últimos días.

La de asesinar a la políticamente correcta en que se había convertido, la que siempre cumple con las expectativas, la que hace lo que se supone que debe, esa que le roba el tiempo para invertirlo en nimiedades, la que la obliga a callar cuando está con él, a aceptar lo que no le gusta, la que la pone nerviosa cuando ha de hacerse notar, la que la hace creer que no puede y le niega el permiso para lanzarse de cabeza y con los ojos cerrados a la vida.

Recordó los pocos días lejos de casa, cuando de forma natural pudo hacer lo que le apetecía desde tomar el sol desnuda hasta...

Paró. Cerró los ojos. Había vuelto a su vida y la sensación era de un inmenso abandono. Volvió a abrirlos, se miró en el espejo... Y aunque estaban a principios de septiembre decidió que era el momento de celebrar su particular ocho de marzo para despojarse de las cadenas mentales que la aprisionaban y hacer sencillamente lo que le apeteciera.

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