No está de más
un poco de lujuria
en este mundo nuestro.
No está de más
que el roce de los labios
sepa como el pan
recién salido del horno.
No está de más
que las pupilas de mi deseo
se hundan en tus ojos.
No está de más
que la mano del amante
palpe la carne estremecida.
No está de más
que la médula del hombre
hierva en las entrañas
de una mujer que suspira.
No está de más
que tu sexo torne la alcoba
en un palacio de fatigas.
No está de más
que el rubor se desnude
y el amor surja de tactos
y pálpitos ataviados.
No está de más
que la piel se erice,
las mordeduras ardan,
y transmigren las salivas.
No está de más
impregnar las penumbras
con la pasión que transpira
entre tus muslos.
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