miércoles, 21 de octubre de 2009

MENTIRAS


Hombres sin carne ni pan
que mantienen en alto sus afanes
con las manos encallecidas,
tan semejantes al rostro endurecido
de un niño hambriento:
Son una buena parte
de los hombres del mundo,
sojuzgados a fuerza de mentiras
que sostienen la injusticia:
Mentiras que se apoderan
de las tarimas y parlamentos,
los despachos oficiales,
de todos los espacios
que llamamos Occidente:
Resuenan sin pudor en las radios,
se plasman en las rotativas
y los anuncios publicitarios,
se dirimen en los acuerdos,
en los discursos, los colores
las voces y los presupuestos.
Pretenden que aquellas manos
se vuelvan dóciles y moldeables
para que nunca se subleven
y queden encerradas
tras las rejas de esta vergüenza.
Si pudiera escribir un poema
con la misma fuerza e idéntica esperanza
con las que ellos respiran,
quizás podría estar a su altura.
El problema es que soy consciente
de mi propia y egoísta culpa:
Eso me lo impide.

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