miércoles, 27 de agosto de 2008

BATALLA POR LA VIDA

Imagen: 'Paisaje tras la batalla', acuarela sobre papel de Enrique GalindoLos asesinos del mundo
se cargan de medallas
pisoteando a las amapolas
que adornan los campos,
ametrallando una manzana
delante mismo de su casa,
destrozando con sus vehículos
a los temblorosos lirios
que llenan de alegrías
la vera de los caminos,
ejecutan fríamente en una esquina
a un ramillete de rosas...
Los verdugos del planeta
bombardean los tomillos,
las aspas de sus helicópteros
ocultan la luz a los girasoles,
dirigen sus aviones
contra las sonrisas de las lilas,
arrojan uno a uno sus cohetes
sobre las gotas de rocío
que reflejan el cielo de la noche,
como si la naturaleza de un nogal
despertase sus instintos homicidas.
Por eso les resulta indiferente
si una lluvia de metal encendido
cae sin piedad desde el cielo
contra los aromas en los campos,
para que una pesadilla
se torne realidad entre los pinos.
Desde aquí les digo que es todo en vano:
Sus acciones criminales
no apagarán el florecer de los tilos,
las acacias, los robles y las retamas,
porque está en su naturaleza
transformar un paisaje de horror
en belleza y redención.


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