jueves, 24 de julio de 2008

PROMESA


Tendríamos que hacer una promesa
para cuando la última vez llegue:
Deberías luchar junto a mí
para desterrar todos los miedos,
lamer los espacios del silencio,
asirnos con fuerza el uno al otro
y aferrarnos al instante de los besos
que aún nos quedarán por probar.

En el momento de la despedida,
hemos de buscar los gemidos
que andarán ocultos entre el llanto:
Prometo latir entre tu cuerpo,
impregnar mi sentir muy adentro
hasta robarte un grito en los ojos,
mientras la culminación del deseo
se apodera de los espacios
que poblemos en el lecho del placer.

Los espasmos silenciarán el dolor,
mientras las lenguas pronuncian
suaves caricias que se entrelazan,
enhebrando un viaje de ida y vuelta
con origen y destino en nuestras bocas.
Esa vez postrera sentiré en el alma
la dulce quietud de tu mirada
traspasando el umbral de las calles,
las esquinas, las ventanas y las nubes.

Y hasta que el final nos sorprenda,
sigue comiéndote mis besos,
persevera en absorberme las risas,
permíteme celebrar tu cuerpo,
ardiendo, esperando, latiendo,
abriéndose sin pudor ante mi alma.

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