martes, 13 de mayo de 2008

ISLAS DE VIDA Y MUERTE


Este es mi paraíso,
es el amor, la libertad y la luz
en las olas que alimentan
la paz de mi pecho,
y que nunca podrían darme
tierra adentro.
Sin estas islas perdería
parte de un compendio
de euphorbias y barrancos,
de laurisilva y pinares
luciendo su cresta verde
por las laderas del volcán.

Le he preguntado a la luna
por el amor que le tengo
a las arenas negras
y la espuma blanca
que las acaricia solícita.
Me respondió
que la belleza se moldea
desde al olor a mar,
junto a una roca desnuda
y el regalo de un charco
donde nadan, tímidos, los peces.

Y duele. Duele que la belleza
se castigue con la muerte
que las ronda últimamente,
ahogando las expectativas
de los que vienen hacia nosotros
desde las profundidades
de la desesperanza.
Angustia que tanto dolor
se haya hecho un sitio
en unas islas que deberían
ser sinónimo de vida,
para gozarla desde sus rompientes,
hasta las cumbres que casi tocan
el cielo que las mira.

No hay comentarios: