Una hormiga es
una respuesta al mundo
-su frágil perfección himenóptera-.
Los álamos saben
de la memoria del mundo
-lloran a veces hojas de espanto-
la necesidad de las abejas
la elegancia de un hibisco
el hipnótico devenir
de los afluentes
la noche moteada
de puntos de luz
y una verde chicharra incansable
dándole cuerda al rey Cronos
el olor de la lluvia cuando moja
algo tan sencillo
y a la vez inabarcable
como el arrullo de un bosque
-vientre de los desesperados-
el trabajo impagable de la hierba
la roca y la enredadera
piedra y vegetal
en busca del ensueño.
Amemos pues
toda esta incontinencia.
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