sábado, 31 de julio de 2021

PINTURA: PICASSO


En este cuadro, “El entierro de Casagemas” (1901), Picasso conmemora la muerte de su gran amigo y compañero de aventuras. El cuadro ofrece ciertas semejanzas con El entierro del Conde de Orgaz, puesto que existe una clara división entre el plano inferior o terrenal, donde yace el cadáver, y el plano superior o plano celestial. Sin embargo, hay también grandes diferencias con El entierro del Conde de Orgaz: en la parte inferior aparecen varias mujeres de luto velando el cadáver, mientras que en la parte superior no encontramos ángeles, santos o figuras religiosas sino prostitutas, niños y mujeres.

Picasso quiere pintar de algún modo el funeral de su amigo. Picasso no había asistido ni a su entierro en Montmartre ni al funeral que se hizo en Barcelona. Un funeral que tampoco se pudo celebrar con honra por tratarse de un suicida. Picasso pinta un paraíso prostibulario en donde coloca a su amigo, que llega a caballo y donde los ángeles que lo reciben son mujeres desnudas con medias y ligueros, en una apoteosis de morfina, absenta y lupanares, el ambiente donde los dos amigos desarrollaron su amistad. Picasso intenta devolver a la vida a su amigo a la vida – tal como ellos la entendieron – en un paraíso hedonista, concupiscente y vicioso.

En la zona superior crea una visión del paraíso en la que libera el espíritu atormentado de su compañero y, de paso, exorciza algunos de sus propios demonios, al darle aquello que no tuvo en vida. En su paraíso particular, Casagemas aparece montando un caballo blanco y con una figura femenina desnuda que se aferra a él de forma desesperada: Germaine. El disfrute de la pasión que al joven le fue negado en vida, queda representada por medio de otras tres figuras femeninas desnudas, ataviadas únicamente con unas sensuales medias. Para terminar, una madre con dos hijos pequeños insinúa que el pintor en el cielo ha quedado liberado de su impotencia.

En el período posterior (1901-1904), Picasso elige una paleta fría, de colores azules y apagados. Los personajes que aparecen en sus cuadros en esa época presentan un perfil marcado, unos cuerpos deformados y alargados a la manera del Greco y transmiten un sentimiento de melancolía, tristeza, miseria y abandono. Y soledad. Sobre todo, una profunda soledad. Podemos decir que el azul se transforma en los pinceles de Picasso en el color del llanto y de la desesperación.

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